lunes, 16 de octubre de 2017

A los que se empeñan en destruir lo que nos mantiene vivos.

Después de un largo parón, vuelvo a retomar el blog y lo hago para dirigirme a aquellas "personas" cuyo único interés es provocar daño e intentar acabar con aquello que nos mantiene con vida, nuestra naturaleza, nuestro medio ambiente.

Probablemente, los que más examen de conciencia deberíais hacer sobre el tema, no lleguéis a leer esto, es más, dudo que os importe lo más mínimo, al contrario que a mí y a todos los que se nos quema el alma con cada fuego que provocáis.


No sé si sois conscientes de que con cada árbol quemado a causa de esos fuegos, se va un poquito de vida, de la nuestra y de la del resto de seres vivos que habitan en este planeta, planeta al que cada día le sobran menos fuerzas para reponerse de estos golpes.


No sé si os dais cuenta de que por cada uno de estos incendios, cientos de personas se juegan la vida cada año intentando controlar las llamas provocadas por vosotros, gente sin conciencia.

Y quizás tampoco os paréis a pensar en aquellas familias que pierden su medio de vida porque el fuego se llevó a su ganado, dejó sus tierras muertas o quemó todo aquello por lo que llevaban años luchando y trabajando. O en aquellas familias que tienen que salir de sus casas obligadas, cogiendo las primeras cuatro cosas que pueden, porque el fuego está tan cerca que no es seguro permanecer allí, yéndose con la incertidumbre de no saber si cuando regresen, su hogar seguirá en pie o se quedarán en la calle, sin nada.


No sé si sois conscientes del dolor que provocáis en todos aquellos que amamos la naturaleza, dudo que podáis imaginar lo que sentimos cada vez que vemos esas imágenes, esas llamas arrasando con todo lo que encuentran a su paso. 


No sé cómo podéis dormir por las noches, sabiendo que por culpa de vuestra inhumanidad miles de hectáreas son pasto de las llamas, miles de animales mueren por vuestra culpa y otros tantos pierden su hábitat y miles de personas, con más sentimientos y humanidad que vosotros se dejan la piel y el alma por parar lo que vosotros comenzasteis, arriesgando y, en ocasiones, perdiendo sus vidas.


No llego a comprender qué es lo que ganáis con esto, no puedo entender que es lo que os motiva a hacer tanto daño, no me cabe en la cabeza que seáis capaces de acabar tan fríamente con la vida que nos rodea.


Y me dirijo tanto a vosotros, los que provocáis los fuegos, como a los que probablemente se encuentren en la sombra, frotándose las manos pensando en el dinero que podrán hacer en todo ese terreno que antes estaba lleno de vida. Tanto unos como otros habéis perdido completamente la humanidad, los valores y la razón.


Por suerte todavía quedan personas comprometidas con la vida, preocupadas más por el medio ambiente que por el dinero (como debe ser). Todavía quedan personas que dan todo lo que tienen por salvar aquello que es un bien común, que prestan ayuda desinteresada, personas que nos hacen creer que la humanidad no está totalmente deshumanizada, aunque a veces lo parezca. 

A vosotros, gracias por devolverme (y delvolvernos a muchos) la confianza en el ser humano.


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