Como todos sabréis, ayer nos dejó otro hombre, de estos
de la cabeza sobre los hombros y el corazón puesto al servicio del pueblo. Un
político honesto, más o menos como los que tenemos ahora, vaya (espero que
sepáis entender la ironía). Muchos diréis que qué sabré yo, si ni siquiera había nacido cuando este señor estuvo al frente del gobierno, pero os diré que sé lo suficiente para poder escribir lo que escribo (las clases de historia de Alfonso tienen mucho que ver, todo hay que decirlo)
El señor Adolfo Suárez se fue, dejándonos un legado
que entre unos y otros han ido destruyendo poco a poco. El padre de la
democracia española nos dejó y lo hizo viendo como aquello por lo que él lucho y todo lo que él consiguió se está haciendo cada
vez más ficticio, un simple espejismo a ojos de los dirigentes actuales, que
sólo pretenden llenar sus bolsillos y dar buena imagen vistiendo trajes caros y
poniendo sonrisas falsas ante las cámaras, cuando lo que en realidad el pueblo quiere,
lo que queremos, es que se nos escuche y respete, que se nos diga la verdad y
que realmente se haga algo por solucionar las situaciones que, por desgracia, nos
venimos encontrando en estos últimos años.
"Un político no puede ser un hombre frío. Su primera
obligación es no convertirse en un autómata, tiene que recordar que cada una de
sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y
debe recordar siempre a los perjudicados" éstas fueron sus palabras en una
entrevista en 1980, qué pena que a "nuestros" políticos de hoy en día
no llegaran estas palabras, o bueno, más bien.. qué pena de políticos que hacen
oídos sordos a palabras sabias.
Decía también Suárez que "quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al
país un precio muy caro", qué casualidad que justo ahora estemos pagando
ese precio tan caro del que él hablaba ¿no? ¿Por qué será? Mentiras, promesas,
artimañas para subir al poder y luego, ¿qué? ¡Que le den al pueblo! Así nos va.
Brindaba el señor Adolfo en 1980 por el pueblo español, esperando
que tuviera unos dirigentes mejores que los que entonces poseía. Visto lo
visto, no sirvió de mucho...
Él supo cuando decir adiós, supo cuando debía dejar su cargo en manos de alguien que pudiera continuar el camino de la democracia. Por eso me despido con una frase de su discurso de dimisión,
la cual pienso que muchos de los actuales políticos deberían replantearse.
"Hay encrucijadas tanto en nuestra vida personal como en la historia de
los pueblos en las que uno debe preguntarse, serena y objetivamente, si presta
un mejor servicio a la colectividad permaneciendo en su puesto o renunciando a
él."
"La vida siempre
te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando dudes, elige siempre la
difícil, porque así siempre estarás seguro de que no ha sido la comodidad la
que te ha elegido a ti."
Un hombre honesto, íntegro, que miró siempre por el bien de España sacrificando los intereses partidistas y que tuvo siempre claro que había que conciliar posturas para que en este país todos encontrásemos nuestro sitio. Me ha encantado esta entrada. Ya veo que aprovechaste las enseñanzas de Alfonso. ¡Ójala que todos los políticos fueran como Suárez!
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